miércoles, 22 de agosto de 2007

Mi pisito en la playa

Bueno, bueno, bueno!!! ya estoy mudado y acomodado en mi habitación con vistas. Un coqueto a la par que acogedor apartamento a dos minutos andando de la playa, al lado de El Campello, donde relajarme con la melodía de las olas y de la brisa marina, todo ello merced a la inestimable compañía de algún que otro calamar psicotrópico, pecaminoso para algunos, dichoso para muchos. La dicha será total cuando los veraneantes de todas las clases (no diré particularizaré con gentilicios para no herir la susceptibilidad de quien fuere susceptible) se hayan largado a sus lugares varios convirtiendo la zona en un pequeñito paraíso de silencio, paz, buen clima, dry martinis, baños en pelotas a la luz de la luna llena, o sonriente, o anodina (si el clima es benévolo y lo permite) y poemas, muchos poemas, a la vida, la muerte, la risa, la dicha y la desdicha.
Aun así, mi culo es inquieto y mis pies hipersensibles a la falta de movimiento. Que dure lo que dure y que el cierto/incierto amanecer me traiga Chinas, Indias, Sudáfricas, Atlántidas y lo que haga falta, que yo me dejaré tragar por ellas de buen grado. Con poco me conformo.

Abrazos a todos y sabed que mi casa es vuestra casa.